La negativa del gobierno nacional a dar un salvataje a Axel Kicillof que evite el default de la provincia de Buenos Aires está desatando todo tipo de especulaciones. Muchos creen que se trata de una jugada coordinada para alertar a Wall Street de los riesgos de una cesación de pagos y así apurar un acuerdo bajo condiciones más favorables para el país.

Bajo esta visión, el ministro Guzmán se habría corrido explícitamente de esta disputa para obligar a los bonistas a sentarse a negociar con Kicillof, cuya propuesta de reperfilamiento allanaría el camino para que la reestructuración de la deuda nacional quede cerrada en el mes de marzo como adelantó Alberto Fernández.

"Las negociaciones efectivamente van coordinadas y en paralelo. Van más o menos a la par la de Nación con la de la Provincia de Buenos Aires. Es fundamentalmente eso", confirmaron a LPO desde Economía.

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Sin embargo, no parecería muy accesible lograr -en los pocos días que quedan para el vencimiento de este bono-, que el 75% de los acreedores acepte reperfilar el pago de su capital. De hecho, el propio gobernador reconoció esta tarde en conferencia de prensa que no saben cuántos acreedores hay, ya que "están muy atomizados".

"Wall Street no nació ayer, son gente experta que conoce cada una de las jugadas de los acreedores y amenazar con no darle un salvataje a la provincia justo en medio de la negociación no es razonable. Ojo con jugar con fuego", alertó en diálogo con este medio, el CEO de Fin Guru, Sebastián Maril.

Lo concreto hasta el momento, es que el haber puesto en duda el pago del BP21 trajo más costos que beneficios. Tras varias semanas consecutivas con el precio de los bonos al alza, el mercado se desplomó estos últimos dos días. A su vez, el dólar se despertó de la siesta y comenzó a demandar una activa presencia del Banco Central.

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"En un día y medio con este ruido, el Central ya vendió 120 millones de dólares. A este ritmo, en dos o tres días va a haber vendido lo mismo en el mercado de cambios que lo que hubiese sido la asistencia financiera a la provincia. No tiene mucha racionalidad todo esto solamente por postergar un pago por unos meses, que además no parece un número inmanejable para la provincia", manifestó Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma.

El Director de Eco Go, Federico Furiase, coincidió en este punto y subrayó que "la incertidumbre tiene efecto derrame en los bonos soberanos, un impacto negativo en la negociación de la deuda soberana y una presión en la brecha cambiaria con todas las consecuencias negativas que eso trae a nivel macroeconómico".

A fin de cuentas, todos los analistas están de acuerdo en que si Kicillof no lograse un acuerdo exitoso, la Rosada no tendrá otro remedio que salir al rescate. Es acá donde muchos piensan que el gobernador está usando esta volatilidad financiera a su favor.

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En Nación son conscientes de que son la parte más perjudicada y reconocieron a LPO que están "armando un informe interno para evaluar contingencias y eventualidades", donde además del impacto sobre la renegociación de la deuda, un default provincial frenaría una serie de créditos externos para obra pública con países europeos y organismos internacionales que están muy avanzados.

"Es guita fresca que viene para obras, no hay chance de poner esto en riesgo por 250 palos", afirmaron fuentes de la Rosada. No obstante, aseguran que la ayuda no le saldrá gratis a Kicillof: "se lo vamos a descontar de la coparticipación y le vamos a exigir un ajuste en las cuentas".